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Una gran diversidad de pensamientos y reivindicaciones culturales negadas y censuradas, aunque siempre presentes y en resistencia han confluído en un mismo espacio: Tlanemani Tlan. Este espacio surge por la necesidad de expresar y compartir nuestras ideas y proponer alternativas que contribuyan al pensamiento crítico y despierten conciencia en cada persona que se acerque al proyecto. Tlanemani Tlan somos todos: los que creamos, los que lo leemos, los que hacemos crítica. Te invitamos a romper la vieja brecha entre autores y lectores haciendo tuyo éste espacio.

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Tlanemani Tlan significa en náhuatl Tierra Libre

domingo, 7 de octubre de 2007

Cuento: Alimento para carne estoica

Por Yareli Baas
Dentro del cuarto que era casi un cuadrado perfecto había un montón de periódicos viejos apilados y otros tantos regados por todo el piso, unos salpicados de pintura sobre las imágenes. Hierros oxidados, bichos y arañas como única señal de vida y en las paredes se podían ver garabatos de una mente torcida rápidamente hechos a lápiz.
Pasaron días sin que alguien pisara aquel estudio y el polvo se acumulaba entre los papeles.
El llego una tarde con una bolsa que apenas podía cargar entre los brazos, la coloco en una esquina y se sentó a meditar en como convertir sus imágenes mentales en algo material.
Sentado paso horas estructurando su extraña idea, hasta que pensó en una muñeca, un maniquí de medidas reales la bolsa contenía yeso, alambres, pinturas y demás materiales que encontraba por la calle, pues sentía que, en la calle debía nacer su creación.
Empezó imaginando un par de senos, una espalda hecha con la precisión de una pluma vista de perfil, las piernas y caderas voluptuosas, y el rostro parecido al de una niña con facciones de mujer.
Con la estructura clara y grabada en la mente, comenzó a elaborar el maniquí.
Pasó varias noches construyendo el soporte de madera y, por la mañana despertaba con la mano entre las piernas sin recordar que había pasado durante el resto de la noche después de terminar de trabajar. Una mañana llego a verlo una mujer, llevaba un vestido y le cubría la cabeza y parte de la cara un chal verde, parecía no querer ser reconocida, pero al verla palideció.
Ninguna otra mujer lo visito después de eso.
Cerca de la tercera semana el cuerpo de la mujer de yeso fue tomando una forma humana casi perfecta. Desde que empezó la construcción el bebía en exceso, seguramente la costumbre de todo artista. Una mañana la escultura parecía estar terminada, era un cuerpo bellísimo envidia de cualquier mujer en la ciudad, si bien todas la mayores de treinta cargaban con un cuarto de su peso esparcidos en las pantorrillas y los brazos, y aquellas menores de 25 con una delgadez a enfermiza.
Una tarde el artista dormía sereno a los pies del maniquí.
Agujeros en el pecho, la cabeza, la espalda, las piernas, agujeros diminutos por todas partes. No estaba terminada después de todo.
El apareció una vez mas frente a su muñeca, tenia en cada mano una lija y ahí empezó su locura. Lijaba el rostro con delicadeza, y poco a poco empezó a adquirir un rostro cadavérico, le resalto los ojos y lo labios gruesos cual africano era como ver una mujer anoréxica con ojos de sapo. Siguió con el resto del cuerpo, dejo los pechos intactos y lijo la cintura de lado a lado hasta deformarla y lograr que el peso de la parte superior venciera el soporte haciendo que su figura se doblara hacia atrás. Finalmente puso en las piernas bolas de yeso, era grotesco ver esa especie de grumos, idénticos a los que se formando en la masa cuando entra en contacto con el aceite caliente, y volvió a hacer agujeros en las partes donde se habían perdido.
Incluso su propio aspecto cambio, ahora se veía un hombre desaseado y con el cansancio sellado en el rostro con los labios heridos, huellas de sangre cerca lecciones provocadas después de morderlos compulsivamente.
De ves en cuando hablaba consigo, balbuceando nombres de mujer, después de mirar de arriba abajo su creación, sonrió torciendo los gestos de su cara, complacido. Levanto las manos y aplaudió. Brindo y, borracho tomo a la mujer entre sus brazos, le acaricio el cabello que había conseguido en la basura de una peluquería, los tonos variaban. La miraba con dulzura añorando el tiempo irredento. Bailo esa noche y le susurro en los oídos sordos, “esta noche, alimento para carne estoica”.
Pasaron días para que alguien la encontrara. Su cuerpo estaba en pie, sostenido por los brazos de la mujer que ahora ya no era blanca, el yeso había absorbido la sangre y era carmesí. El dueño del cuarto que rentaba el hombre se quedo pasmado cuando vio la imagen grotesca del artista desangrado entre los brazos del maniquí deforme, y el terror sostuvo un momento su respiración al ver, por un instante que ella respiraba. Pero eso es algo que nadie creyó.
Se publico en los números 1 y 2 de Tlanemani – Tlan.
El cuento fue inspiración para la creación de un cortometraje del mismo nombre. Dirigido por Xul Cristians Niizawa y Zeltzin Libertad Morales Manzano.

3 comentarios:

G-russo dijo...

que pena que la moda sea ver cuerpos cadavericos por doquier

Anónimo dijo...

g-russo. La verdad no entiendo hacia donde va tu comentario, o cual es tu intención de hacerlo. Sería bueno que fueras más consecuente entre lo que piensas y lo que expresas, porque si no es así no veo el objetivo de que digas algo ya que todos podemos decir y es distinto que expresar. Pero más allá de esto, no se si leíste el cuento...y al decir si lo leíste me refiero a LEERLO, no ha echar un vistazo a lo escrito sin entender lo que ves.
Así que de nuevo te aconsejo que sería bueno que analizaras lo que ves, al enfrentarte a un texto literario tienes que LEER y urgar en la forma para llegar al fondo y después exprésate, hay diferencia entre la comunicación y la expresión, y es una diferencia grande.

César Martínez dijo...

¿Has leído El Golem, de Gustav Meyrink? Me suena un poco a eso. También hay un cuento de Borges sobre un mago que sueña con hacer vida.

Creo que la historia no es muy original que digamos.

Pero aun así hay cosas rescatables, que no mencionaré porque de todas formas seguiras haciendo lo mismo.