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Una gran diversidad de pensamientos y reivindicaciones culturales negadas y censuradas, aunque siempre presentes y en resistencia han confluído en un mismo espacio: Tlanemani Tlan. Este espacio surge por la necesidad de expresar y compartir nuestras ideas y proponer alternativas que contribuyan al pensamiento crítico y despierten conciencia en cada persona que se acerque al proyecto. Tlanemani Tlan somos todos: los que creamos, los que lo leemos, los que hacemos crítica. Te invitamos a romper la vieja brecha entre autores y lectores haciendo tuyo éste espacio.

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Tlanemani Tlan significa en náhuatl Tierra Libre

jueves, 10 de enero de 2008

¡Ni ahora ni nunca olvidaremos!

Por Kuratzin

Preguntan algunos que por qué se sigue marchando si ya han pasado 39 años. Aconsejan que dejemos de marchar y mejor nos concentremos en resolver los problemas que HOY nos aquejan y argumentan que “al pasado ya nadie lo puede cambiar”, pero olvidan que de ese pasado debemos aprender y no podemos permitir que actos represivos como aquel del dos de octubre de 1968 se repitan.
La verdad es que no entiendo a esas personas que creen que el Movimiento Estudiantil de 1968 es ajeno a nosotros y/o que dicen que sería mejor que atendiéramos nuestros problemas actuales porque esta masacre no es vigente. ¿Es esto posible? ¿Habrá quien al escuchar México 68 sólo piense en las olimpiadas? Tal vez sean un poco ingenuas estas preguntas, pero sinceramente no logro concebirlo.
Cuando digo que dos de octubre de 1968 es vigente, no sólo me refiero al poco tiempo que ha transcurrido entre los compañeros caídos esa noche y nosotros. También me refiero a ese grave problema de represión contra los que estamos inconformes con las políticas de nuestro entorno, llámese escuela, ciudad, país, mundo, etc., en el cual seguimos inmersos. Pero, a pesar de, y sobre todo, la lucha es la más vigente, desde entonces y hasta el fin de nuestras vidas.
Hace 39 años nos golpearon, como movimiento, como universidad, como estudiantes…pero especialmente como pueblo, y ese golpe aún no ha podido sanar, aún México tiene ese enorme e imborrable moretón: algunos ya se acostumbraron a portarlo y lo hacen con indiferencia. Otros siempre lo maquillan esperando que no se vea, pero saben que ahí está porque cada vez que intentan ocultarlo lo tienen que ver. Sin embargo, hay quienes, pese a la costumbre que se ha vuelto llevar esta marca, tienen la consciencia para seguir sintiéndola muy profundamente.
Cada dos de octubre marchamos en memoria de nuestros compañeros que perdieron sus vidas luchando y resistiendo ese día, para que sepan que si nosotros hubiéramos vivido en 1968, hubiéramos marchado con ellos, y para demostrarles que su lucha no se fue con sus cuerpos, sino que nos fue heredada y la adoptamos con la misma fuerza y el mismo coraje que sentían hace 39 años.
Cada dos de octubre caminamos por las calles de Tlatelolco, imaginando inevitablemente el mar de sangre que cubrió paredes y pavimentos. Marchamos en grandes contingentes que son integrados por personas que poseemos ideologías diferentes pero que tenemos, al menos, un ideal en común: la lucha social.
Cada dos de octubre gritamos consignas que nos provocan estruendos en el interior, que nos aceleran el pulso y la respiración, porque las sentimos emanar del corazón.
Cada dos de octubre sentimos el mismo miedo que nuestros compañeros de lucha sintieron en 1968, temblamos por dentro al vernos rodeados de azules porque sabemos que pueden extinguir nuestro movimiento en cualquier momento, pero a pesar de este miedo, volteamos a verlos y fijamos nuestra mirada en sus ojos, y entonces, ese miedo de repente se convierte en coraje que nos inspira a seguir marchando con la cara en alto y descubierta para que sientan que no les tenemos miedo, que estamos dispuestos a luchar hasta el último momento de nuestro último día.
Cada dos de octubre, al abrir los ojos tras soñar que al fin hemos vencido a los enemigos del pueblo, tras soñar que terminamos con los problemas que a este mundo aquejan, nos grita una voz interior que estimula cada uno de los nervios que nos conforman y nos hace repetir este grito una y otra vez durante el resto del día:
“¡DOS DE OCTUBRE NO SE OLVIDA, ES DE LUCHA COMBATIVA!”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Qué es eso de "lucha combativa"?

Es un pleonasmo.

En fin, menos repetir consignas, mas reflexión.

Anónimo dijo...

Existen distintos tipos de lucha definidos por la variedad de métodos con que se lleve a cabo. En este caso hace referencia a un enfrentamiento directo -o combate-.

Guerrero Lunar Amarillo dijo...

Fuí a la marcha del 2004, que se puso ruda, pero no tanto por los azules, si no por los idiotas de los porros lanzandonos petardos por doquier, era una zona de guerra; en esos momentos en realidad deseé no etar ahí, todos corriendo tratando de salvar la vida, despavoridamente entre gritos explosiones, alarmas y yo tratando de encontar a los de mi grupo con la pancarta de la prepa 6.
Cuando hibamos por Reforma los anarcopunks haciendo de las suyas rayando todo a su paso con aerosol, fué ahí cuando los policias empezaron a detener a todos los que corrían.
Luego por la Calle de Madero empezabamos a ingresar a la plaza de la constitución, y podías ver los flashes de los camarógrafos escondidos en las ventanas de los edificios; ahí fué cuando empezaron a lanzarse piedras a los criztales, entre esos a los de un banco que no paró de sonar su alarma de emergencia; al llegar a la plaza de la constitución, en verdad había un sentimiento de nostalgia por lo que había sucedído, y me puse a pensar que no fué ni la milésima parte de lo que pasaron los estudiantes en ese 2 de octubre. Pero al llenar la explanada, y ver los ojos de los que ya no eran desconocidos, si no los que estuvimos ahí; fué satisfacción lo que sentíamos de poder aún ser libres.
Pienso que debería haber mas organización en los grupos para que enrrealidad se marche, y para estar al ojo de lo que suceda.