ese café con aroma que embriaga y sabor que excita los sentidos,
tu piel,..., como he soñado con tu piel, me he pasado noches y albas, saboreando tu piel de café.
Cada que pienso en ella, me inundan las ansias de fumar un buen tabaco y observarte, soñarte, desearte, tenerte... tabaco, droga,
disfrutar cada segundo desde que llega a mi boca hasta que el humo es exhalado con toda delicadeza.
Asi, poco a poco se mezcla tu silueta, tu aroma, tu sabor, con las sensaciones que emana mi ser, poco a poco te voy saboreando y encontrandote sabor a café y tabaco.
Subitamente siento un escalofrío, quiero hallar aquello que lo provoca y al analizarlo, siento poco a poco como un hilo de sangre resbala por mi sien,
hasta la comisura de mis labios,saco un poco la lengua para asugurarme... y ahí está, el sabor a sangre.
Mientras me voy desvanecindo, me doy cuenta...sabes a café, tabaco y sangre...¡Que delicia!
Dulce Alejandrina Galván Camacho
1 comentario:
Que lindo poema, la neta cuando lo leí (hace ya unos números), le dije al buen Horacio que escribías lindísimo.
Sería factible que nos mantengas enterados de lo que haces en este espacio.
Un gran saludo. (A todos).
Publicar un comentario